martes, 11 de enero de 2011

Trekking hasta Argentina

Día 1, Perdidos en nuestros pasos
Comienza la travesía, somos tres caminando en medio de la carretera desde las 8 de la mañana. A todos nos duelen los hombros tras pocos kilometros, vemos distante la posibilidad de alcanzar nuestro destino pero nadie dice nada, todos estamos ansiosos de lograr el objetivo.
Tras varias horas de caminar nos detenemos en la plaza de peaje "Agua Amarilla" con la intención de hacer dedo hasta la ruta O-10, dijimos que sería la única vez que lo haríamos ya que caminar por la carretera es monótono y peligroso (los automovilistas nos tocan la bocina con frecuencia en señal que no podemos caminar por ahí). Finalmente un camionero nos lleva hasta donde debemos desviarnos a otra ruta, es un lindo lugar: hay mas árboles, es tranquilo, tiene ripio y un calor que nos cocina vivos. Fue un trayecto muy cansador, caminamos por horas y no nos ubicabamos en el mapa ni en la bitácora de viaje, nos habíamos perdido. Luego de muchas horas caminando recién habiamos llegado a la ruta O-10 (quizás por donde andabamos caminando), lo malo es que habíamos malgastado mucha energía y horas, y ahora de verdad debíamos llegar a nuestro destino que era dormir en la laguna Paredones al final de esta ruta, cuando le preguntamos a una lugareña cuanto faltaba no nos animo mucho, faltaban mas horas caminando por esa ruta, no nos quedaba otra opción así que seguimos caminando hasta que nos encontramos con un camionero que venía de vuelta (lo habíamos encontrado kilómetros mas atrás), daban escalofríos pensar que todo eso (lo que ívamos viendo) lo teníamos que caminar, de hecho cuando pasamos al lado de la laguna paredones nos dimos cuenta que era un recinto privado, así que nos llevó hasta Quillón y ahí pretendíamos dormir. Ya en Quillón, fuimos a comprar comida rápida y a pensar en lo que haríamos, nos sentíamos aún capaces de caminar hasta Argentina, ya que cuando nos perdimos caminamos tanto que hubiera sido como llegar hasta Quillón, obviamente solo eran palabras de aliento ya que era tan solo el primer día y ya estabamos agotados. Finalmente decidimos tomar un bus que nos llevara hasta el río Itata por $400 y ahi quedarnos a dormir, llegamos de noche, nos costo encontrar leña debido a la oscuridad pero el mate, café, y las sopas nos dieron ánimos de seguir al próximo día.

Día 2, El horno
Al despertar, no fue muy agradable amanecer con una lagartija en la frente, ni que un curao nos fuera a molestar, ni menos soportar durante toda la mañana que decenas de tabanos nos rodeen. Cocinamos la comida para el día y nos fuimos lo mas rápido que pudimos de ahí, nos quedamos a la sombra de unos árboles para hacer dedo hasta Bulnes o la ruta 5, ya que no nos paraban decidimos caminar un par de kilómetros mas hasta que encontramos una micro que no cobraba mucho por llegar a Bulnes, así que no dudamos en subirnos. Era motivante acercarse cada vez mas a la cordillera, ya se podía ver el volcán Chillán y eso nos dio mas ánimo para seguir. En el centro de Bulnes hacía mucho calor, fuimos a un supermercado a comprar mas cosas para comer, pan, y algunas cervezas. Luego caminamos hasta la ruta 5, Fabián y Leo fueron a comprar completos a un local de comida rápida al costado de un servicentro mientras yo me puse a repasar la ruta y a conversar con un taxista de la zona, ya cuando llegaron estaba conversando con 5 taxistas. Cuando estábamos por irnos, mientras nos despedíamos de los taxistas, el primer taxista con el que me puse a conversar me regalo un mapa rutero que me habia mostrado antes, nos sería muy útil mas adelante.
Nuestro próximo destino era Quiriquina, un pueblo al este de Bulnes, pero antes de partir decidimos tomarnos unas cervezas a la sombra, ya que hacía un calor sofocante, en eso me pongo a revisar el mapa que me había regalado aquel taxista, en la última página había un mensaje que decía "Vladimir Soto taxista de Bulnes", su número de celular y de casa, "Disfruten la vida". 
No nos tardamos mucho hasta que nos paro una camioneta, camioneta que nos llevaría hasta el pueblo de Quiriquina. Cuando llegamos, no me costó mucho orientarnos en el mapa, estabamos en las tres esquinas de Quiriquina, pero antes de seguir caminando lo único que queríamos era tomarnos unas coca-cola, era increíble pagar $200 y que te den una botella mas grande, aquí en la ciudad ni en mil años pasaría eso. Teníamos que seguir la ruta N-685, comenzamos a hacer dedo bajo un sol sofocante, fue el lugar en donde mas calor tuvimos, en aquel pueblo toda la gente estaba parada en la sombra, andaban sin polera, o se mojaban en un pequeño río que pasaba por ahí, aún en la sombra la sensación térmica era +30º. Después de un buen rato nos paro una mujer en camioneta que nos llevaría, nos dejo un poco mas allá de la ruta, en donde termina el asfalto y comienza el ripio. Fue frustrante sacar mi cámara de su cartuchera y ver que se le había doblado el lente, me desanimé mucho, no me hacía la idea de ir a la cordillera y no llevar una cámara. Esperamos que bajara un poco el calor y comenzamos a caminar, caminamos bastante hasta que un joven en un furgón nos llevaría hasta donde empezaba una recta bastante prolongada, ahí caminamos hasta el río Diguillín en la comuna de El Carmen, nuestro próximo lugar de pernoctación. Cuanto nos acostamos se nubló rápidamente, lo único que queríamos era que no lloviera ya que estábamos sin carpa, era extraño, hacía un calor enorme de noche, solo supimos que no llovería cuando empezamos a ver unas luces en el cielo, si, estabamos justo debajo de una tormenta eléctrica.

Día 3, La Señora Blanca
Un día horrible, nadie se quería levantar ya que cuando mirabamos al cielo lo único que veíamos eran nubes, aunque tan malo no era, luego fue agradable caminar con temperatura baja. Caminamos un poco y una camioneta nos llevó hasta una pequeña comunidad rural unos cuantos kilómetros mas alla, apenas bajamos otra camioneta nos llevo mucho mas lejos, hasta la división de la ruta, en donde nos alejamos del ripio y comienza el camino de tierra, era inpensado que un camino con tierra sea la vía mas directa hasta Argentina.
Ahí no pasaban vehículos, así que caminamos durante horas encima una mezcla de tierra con piedras. En el camino nos encontramos con un panal de abejas enorme, yo y Leo decidimos ir a mirarlo, en eso una abeja se me para en el brazo y por que la espantaba no se iva hasta que me picó, me asusté mucho ya que cuando pequeño me atacó una abeja y estube muy mal, solo atiné a rociarme con alcohol y a esperar que nada pase, me dolió mucho por aproximadamente 2 horas. Mas adelante nos encontramos con una casa al costado de la ruta, una lugareña nos hizo el favor de hervirnos agua y así tomarnos un café, en ese momento me acorde de la picadura y cuando la veo estaba hinchada, morada, y con bordes amarillos, se veía bastante fea aunque el dolor disminuía. Debíamos caminar hasta un puente que cruzaba el río Duiguillín, llegamos hasta otra casa-negocio en Zapallar donde compramos unos helados. Aún debíamos caminar mucho, y el dueño de la casa donde compramos los helados nos acompaño hasta un cerro para indicarnos un atajo y así acortar aproximadamente una hora de camino, no nos fue dificil, aunque era bastante empinado. Al llegar a la ruta N-627 estabamos algo ociosos, no pasaba ningún vehículo y sabíamos que teníamos que caminar. Después de horas de caminata, al fín me había ubicado en el mapa, nos encontrábamos antes de la "entrepierna" (le denominan entrepierna a la intersección de la ruta N-55 con la N-627) Mientras miraba el mapa, venía saliendo del fundo Los Leones un camión Así que ahí nos fuimos hasta la ruta N-55 (ruta que úne Chillán con las termas). Apenas nos bajamos una camioneta nos llevó hasta Los Lleuques, era divertido andar con el mapa y predecir las curvas que venían en el camino, era como tener un GPS de papel o predecir el futuro.
En los Lleuques estuvimos un rato haciendo dedo hasta las termas pero no nos paraba nadie, de pronto dos señoras se sientan donde estabamos nosotros y empezamos a conversar, ya cuando se ívan, una de las señoras nos recomienda que nos quedemos a acampar ahí en los Los Lleuques al borde de un río seco, y que ella nos daría once en su propia casa. Eran las 8:30pm y fuimos a su casa, tenía unas tazas listas en su mesa del patio y veíamos que preparaba algo en su cocina, nos dió té, pan, tortillas, pescado, y su hospitalidad era tal que nos llegabamos a sentir incómodos, ahí estuvimos un buen rato conversando con ella y su sobrina, hasta que se estaba oscureciendo y dije que fueramos a preparar luego el campamento, nunca olvidaremos a Blanca Contreras, aquella señora amable que nos atendió en Los Lleuques. En la noche calentamos un poco de agua en el fuego y nos pusimos a alentarlo con paja y ramas, era una gran fogata para revitalizarnos y ponernos a dormir.

Día 4, Sobreviviendo a la hipotermia
Despertamos entumidos, hacía mucho frío en la pre-cordillera. Nuevamente unos ebrios nos fueron a despertar, eran tres e insistentemente nos invitaban a su casa para pasar la noche, pero como eran las 5 de la mañana ya faltaba poco para levantarnos así que nos negamos. Luego, a las 7, fui el primero en levantarme a trotar y a hacer fuego, eso los motivo un poco a los otros para levantarse y seguir con nuestra travesía.
Era de mañana y hacía bastante calor, caminamos un par de kilómetros y un camión pequeño nos llevo hasta Las Trancas, cada metro que avanzabamos nos ponía mas ansiosos, ya podíamos ver la nieve en la cima de las montañas. Al bajarnos solo faltaban 8 kilómetros para llegar a las termas, así que nos pusimos a caminar, un fiel perro mezcla de san bernardo nos siguió todo el camino. De pronto nos encontramos con la tenencia de carabineros así que pasamos para dejar constancia que nos introduciríamos en la cordillera, los dos carabineros con los que conversabamos nos aconsejaban que no fueramos tan lejos, nos apostaron que no dudaríamos ni dos días en la cordillera, yo no podía aceptar eso (solo les dijimos que iríamos al salto del río Las Minas). Al salir de ahí, nos encontramos con 4 excursionistas que nos llevarían en camioneta hasta las termas de Chillán, al llegar, finalmente hicimos la excursión con ellos. Es increíble el efecto que hace la altura en el cuerpo: subes un poco y te cansas, paras 30 segundos, te sientes como nuevo, vuelves a subir y te cansas otra vez. En eso subimos hasta las fumarolas del volcán Chillán para luego descender a "La Olla con Mote" que son pozones de barro color verde pardusco en donde la gente se baña. Estuvimos un rato ahí, y luego decidimos subir la montaña, eran horas y horas de ascenso hacia la cumbre, eramos 7 y yo siempre tenía aproximadamente 1 hora de ventaja, no me agradaba perder el ritmo a cada rato.
De pronto había ascendido tanto, que veo un bloque de nieve a pocos metros de mí, fue tan motivador y hermoso que incluso estaba riendo, deje la mochila tirada y decidí esperar a los otros ahí. Despues que nos juntamos y jugamos un poco con nieve, nos faltaba subir a la cumbre de la montaña, nuevamente iva primero y llegue con otra hora de ventaja, era un lugar maravilloso, se podían ver claramente el los volcanes Sierra Velluda, Antuco, Llaima, Villarrica y Osorno, incluso podíamos ver el monte Fitz Roy al sur de Argentina. Ya cuando nos juntamos en la cima subí con mi primo mas arriba, en donde se encuentra la cruz que indica la cima exacta, mas que subir unos cuantos pies, es un tema de auto-superación. Luego debíamos descender al valle "Aguas Calientes", lo único que quería era bajar luego, así que una vez mas me adelante y los espere abajo.
Cuando bajamos no había leña para encender fuego y así cocinar nuestra comida, así que tuve la idea de cocinar en el río de agua hirviendo, aunque cuando estabamos en eso nos encontramos con una pareja de montañistas que nos hacen el favor de preparar nuestra comida en su cocinilla.
Despues de comer, aproximadamente a las 9 de la tarde se estaba escondiendo el sol y hacía bastante frío, lo único que queriamos era introducirnos en las aguas termales ya que estabamos concientes de que sin carpa ni mas ropa nos moriríamos de hipotermia.
Estuvimos hasta las 1 de la mañana junto a dos de los excursionistas bebiendo ron con redbull, luego ellos se fueron a dormir y quedamos los tres, viviendo en carne propia la pendejada mas grande de nuestras vidas y obligados a sumergirnos durante horas en las aguas termales para poder sobrevivir, luego se ponía aún mas frío, era imposible aguantar mas de 5 segundos con una mano afuera del agua, aunque de todos modos cada cierto tiempo debíamos descubrir los dedos de los pies y manos para evitar que nos de hidrolisis. En ese entonces ya teníamos mas que definido que al próximo día nos largabamos de la cordillera. Así que en eso estuvimos; sumergidos en aguas termales, de madrugada, bebiendo ron, en medio de la cordillera de Los Andes.

Día 5, La camara extraviada
Desesperadamente llegó el amanecer, al fin pudimos salir de las aguas termales con las manos blancas como papel y arrugadas por todas partes al igual que los pies. Los excursionistas nos convidaron agua caliente para tomarnos un café y así capiar el frío de la mañana, despues de eso partimos todos a bajar la montaña de regreso. Esta vez no fue tan fácil; no habíamos dormido, no habíamos desayunado, y por estar 11 horas sumergidos en aguas termales nuestros cuerpos estaban pesados tras absorber demasiados minerales y dolía mover los pies ya que estaban hiper-sensibles al igual que nuestras manos.
Sin embargo, nuevamente iva primero, queriendo descender luego de toda esa mierda y volver a casa, era agradable ir en medio de la montaña y recibir saludos y buenos augurios de todos los que circulaban por ahí, se vive mucho compañerismo en las montañas.
Cuando ya habíamos descendido todos eran las 1:45pm así que nos fuimos en camioneta, en eso nos ivamos quedando dormidos pero obviamente era imposible dormir ahí. Nos dejaron en Recinto, ellos tenían planeada otra parada, así que nos quedamos a la sombra de un pequeño árbol haciendo dedo hasta Chillán, Fabián y Leo se quedaron dormidos mientras yo rogaba que nos llevaran pero nadie cedió. Paso como una hora hasta que nos volvimos a encontrar con los excursionistas, ellos nos trasladarían hasta Chillán. Al llegar a Pinto, Leo se toma la cabeza lamentándose de que había dejado la camara tirada en el paso donde había dormido, yo me puse en su lugar así que le dije que tomara un bus de Pinto hasta Recinto, buscara la camara, y nosotros lo esperabamos con su mochila en un punto de Chillán, y eso hizo. Los excursionistas nos dejaron en la ruta 5 en las afueras de Chillán a las 6 de la tarde, Así que los dos buscamos un poco de sombra a esperar el llamado de Leo. Había pasado una hora y no sabíamos nada de él, hasta que recibimos su mensaje en el cual nos decía que nos fuéramos a Concepción con su mochila, que no había encontrado su camara, y que el se las arreglaría para regresar.
Debíamos caminar hasta la ruta Itata para hacer dedo, yo me puse la mochila de Leo que era la que mas pesaba y Fabián se llevo las otras dos, caminamos aproximadamente dos horas y aún no encontrabamos la división de ruta, yo sabía que estaba lejos pero no queria desanimarnos, en eso nos para un señor en un camión pequeño quien nos llevaría hasta alla, ahí nos dimos cuenta que faltaba bastante para llegar a la división, hubieramos caminado de noche hasta allá.
A las 10:00pm llegamos a la división, caminamos un poco mas despues de la curva y alli hicimos dedo durante una hora pero nadie nos paraba, calculando que llegaríamos tarde a la ciudad, Fabián llamo a sus padres así que ellos nos fueron a buscar, mientras los esperabamos soportabamos el viento que soplaba cuando los camiones pasaban y el frío propio de la noche, incluso nos paro un camión sin hacer dedo pero a esas alturas no nos servía. Los padres de Fabián llegaron hasta donde estabamos aproximadamente a las 12:30am, apenas nos subimos al auto no tardamos en relajarnos así que nos fuímos entre sueño hasta la ciudad (faltaban 81km para llegar a Concepción), en el trayecto llamamos a Leo para saber de él, dijo que en Recinto se había encontrado con un conocido profesor y que el lo llevaría hasta Quillón donde se encuentra la casa de su tía para pasar la noche, al proximo día su madre le pagaría los pasajes a Concepción.

 Valle Aguas Calientes en donde pasamos aquella noche.


Esta vez nos ganó la cordillera por pendejos, el próximo año llegamos a Argentina.