martes, 19 de octubre de 2010

Arte para crear arte


Entrevista a Ramón López

El trabajo de fabricar atriles y bastidores o diversas e impensadas herramientas para que artistas realizen sus obras es practicamente nulo en nuestra actualidad. Aquí en la región del bio-bío existe el único artesano en todo el país que se dedica a fabricar dichas herramientas aplicando la escencia característica de estos trabajos, conservando valiosos detalles como la calidad intrínseca de las herramientas o la imprimación de bastidores auténtica y artesanal.


Esta es una noticia que muchos calificarían de irrelevante y poco atractiva, pero de eso se trata el periodismo urbano, aplicar las verdaderas cualidades del periodismo y no esquematizarse por la globalización misma del periodismo.

Ramón Cartes López ("maestro" como lo llaman sus clientes) es un ciudadano oriundo de la Villa Universitaria camino a Penco en las afueras de la ciudad de Concepción, tiene 70 años de edad y desde hace 45 años que se dedica a fabricar atriles, bastidores y diversas herramientas propias de cada artista para que realizen sus obras, es el único en todo Chile que actualmente trabaja en este rubro.

Mucho antes de dedicarse a este hermoso trabajo, cuando tenía aproximadamente 25 años o menos se encargaba de ayudar en la facultad de música de la Universidad de Concepción (UdeC), ahí en la casa del arte ubicada en el campus de dicha universidad ayudaba arreglando pianos, intrumentos de vientos, madera, etc. Todo en lo que pudiera aportar algo de sus ya elevados conocimientos al respecto en ese entonces.

Tiempo después, en los años 70's, comenzó el régimen militar en nuestro país y los nuevos directores de la facultad de artes de la UdeC eran regidos por el gobierno de facto de esa fecha, dichos directores al saber de la ideología izquierdista de don Ramón lo despidieron de la facultad y quedó cesante hasta que el gobierno se encargó de él, consecuente a esto él se transformó en exiliado politico del régimen militar. Ya pasado ese período, don Ramón trabajo un tiempo en la empresa Sodimac y con nuevos conocimientos dentro de él, trabajo con amigos en el rubro de la calefacción para el hogar, especializándose en los populares cañones "H" (muy solicitados en ese entonces)y estufas Comet de la época, admite que dicho trabajo era muy mal remunerado, aunque también asume que cobraban muy poco por buena voluntad. Debido a estos años de trabajo en esos campos, muchos de sus actuales o pasados clientes muchas veces le pagaron el "pololito" de ir a sus casas a instalar calefacciones o diversos trabajos propios de esa categoría, obviamente solo eran esporádicos y a pedido.

Don Ramón conoció a mucha gente a lo largo de su vida: fiscales, rectores, alumnos, profesores, etc. Por lo cual le tendieron una mano y ya finalizado el régimen militar pudo volver a la casa del arte de la UdeC pero esta vez dedicándose específicamente a la construcción de atriles y bastidores (al preguntarle como llegó a este rubro rió y no supo responder, fue algo natural, simplemente al estar en contacto con tantos artistas y el arte en sí, quizo dedicarse a esto), eso mismo forjó inevitablemente en él una admiración personal por el arte, valora mucho las obras que hacen sus clientes o alumnos. Incluso durante mucho tiempo los alumnos de artes acudían a él con la intención de pedirle ayuda en sus proyectos o tareas, él amablemente accedía (aún lo hace) y la mayor parte de las veces sus alumnos entendian perfectamente u otras veces simplemente debía hacer todo el trabajo él, de hecho actualmente le ayuda a un alumno de artes de Curacautín a editar y finalizar su tesis. Debido a estos roces con miles de personas él ha enseñado y traspasado sus dotes a algunos de sus clientes, aunque admite que nunca ha habido uno que haya aprendido del todo.

Al preguntarle sobre las estadísticas de su trabajo me respondió que lo mas solicitado son los bastidores, su invaluable originalidad y dedicación se refleja en la satisfacción de sus clientes dice él, también le solicitan enmarcado de cuadros, y trabajos tan insólitos como arquitectos que quieren camas con formas bizarras o estructuras únicas de cobre, asegura sarcásticamente que todo lo extraño hecho por el hombre ha pasado por su taller (ríe mucho), de 10 a 20 personas acuden a su taller cada día a solicitar todo tipo de herramientas en las cuales trabaja, a pesar de lo único de su trabajo asume que "siempre tiene algo que hacer".

Conocer la vida de este hombre hace pensar en todo el esfuerzo y amor que se debe hacer para conseguir lo que uno quiere, tomando en cuenta la vida sana y feliz que ostenta este hombre y sus ganas por seguir haciendo lo que ama, con esa mentalidad su frase siempre ha sido "Hay que sembrar para cosechar".


A motivo de publicidad el que quiera conocer más de don Ramón López puede acudir al segundo taller de izquierda a derecha que se encuentra en el sector posterior de la pinacoteca de la UdeC, sus horarios de asistencia son de 08:00am hasta las 13:00pm y de 15:00pm a 19:00pm de lunes a viernes.